Los siguientes párrafos están extraídos de “El lector”, de Bernhard Schlink. (Anagrama, 1997, Barcelona) Corresponden a la apasionada relación que mantuvieron sus dos protagonistas, Michael y Hanna, en un momento de sus vidas, aunque luego las circunstancias les separaron y distanciaron.
A pesar de que existe una excelente película protagonizada por Kate Winslet, Ralph Fiennes y David Kross basada en el libro, os invito a indagar y disfrutar de su lectura , a emocionaros con la inolvidable Hanna y , de paso, descubrir la literatura dentro de la literatura.
Una joyita para los ojos
(…) “Yo no podía apartar la vista de ella. De su nuca y de sus hombros, de sus pechos, que la combinación realzaba más que ocultaba, de sus nalgas, que se apretaron contra la combinación cuando ella apoyó el pie sobre la rodilla y lo puso sobre la silla, de su pierna, primero desnuda y pálida y luego envuelta en el brillo sedoso de la media.
Se dio cuenta de que la estaba mirando. Se detuvo en el momento en que iba a coger la otra media, se volvió hacia la puerta y me miró a los ojos. No recuerdo qué había en su mirada: sorpresa, pregunta, comprensión, reproche. Enrojecí”…
(…) Años más tarde comprendía que lo que había cautivado mi mirada no había sido su figura, sino sus posturas y sus movimientos. Durante un tiempo, cada vez que tenía novia le pedía que se pusiera medias , pero no me apetecía explicar el motivo de mi ruego, revelar aquel enigma (…) Así, todas entendieron mi ruego como un capricho, una afición a la ropa interior picante, una extravagancia erótica, y cuando complacían mi deseo, se deshacían en poses coquetas.
Y no era eso lo que había cautivado mi mirada. Ella no posaba, no coqueteaba. (…) Más bien parecía que se recogiera en el interior de su cuerpo, que lo abandonara a sí mismo y a su propio ritmo pausado, indiferente a los mandatos de la cabeza, y olvidara el mundo exterior. Fue ese mismo olvido del mundo lo que vi en sus posturas y movimientos al ponerse las medias. Pero entonces no era torpe, sino fluida, graciosa, seductora; una seducción que no emanaba de los pechos, las piernas y las nalgas, sino que era una invitación a olvidar el mundo dentro del cuerpo.”
(…) “La miraba cuando la tenía encima, veía su vientre, en el que se dibujaba un profundo surco sobre el ombligo, sus pechos, el derecho ligeramente más grande que el izquierdo, su cara, con la boca abierta. Apoyaba las manos en mi pecho y en el último momento las levantaba bruscamente, se agarraba la cabeza y emitía un grito sordo, gimoteante,, gorgoteante, que la primera vez me gustó y que luego empecé a esperar ansiosamente”…
Fotograma de la película
6 comentarios en «“El Lector” de Bernhard Schlink una joya erótica de la literatura»
Fabuloso! He visualizado sin darme cuenta los sensuales momentos y deja abierta la reflexión de que cuando las personas estamos saboreando el presente transmitimos toda la inigualable espontaneidad que refleja quienes realmente somos!
Nunca mejor dicho María Jesús, estar en el presente es el acto más sensual que existe. Un abrazo!
Con este post se abren las ganas…de leer el libro entero y sobre todo me quedo en que nuestra parte más seductora esta en nuestra esencia, aquella que aparece cuando nos olvidamos de agradar al mundo exterior y somos autenticas y fieles a nosotras mismas
Así es Sonia, hay que recordarlo siempre y respetarnos a nosotras mismas. Un abrazo!
“Parecía que se recogiera en el interior de su cuerpo, que lo abandonara a sí mismo y a su propio ritmo pausado, indiferente a los mandatos de la cabeza, y olvidara el mundo exterior”: Al leer esto sentí como si fuera la misma Gema la que lo narraba. Esas palabras es lo que ella nos hace llegar en cada uno de sus talleres, en cada una de sus sonrisas.
Maravillosos fragmentos y, por supuesto, el libro será lectura obligatoria en mis próximas vacaciones.
Mmmm… es verdad Virginia, solo cerrar los ojos, conectar con esas palabras y fundirlas con el cuerpo es de lo más delicioso.
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