¿Por qué a veces nos resulta tan difícil no asaltar la nevera?
Reconozcámoslo, comer es un acto básico de supervivencia pero, sin duda, también es un gran placer.
En ocasiones, no diferenciamos el hambre física del hambre emocional, y cuando esa fina línea se desdibuja, comienzan los problemas. Cuando tenemos esa sensación de ganas de comer con excesiva frecuencia, hay que mirar qué está pasando por ahí dentro. A veces es tan sencillo, como ser conscientes de que no tenemos una relación sana con la comida.
Teniendo en cuenta que alimentarnos es una máxima para nuestra supervivencia y que además comer es un placer, es fundamental unir estas dos leyes naturales para crear una buena relación con la comida.
Vivimos en una sociedad que invita constantemente a las prisas, y éstas, no son nunca un buen aliado y menos, a la hora de comer.
Ya te hablé de esta nueva enfermedad social en un post. Te dejo el link en el botón de abajo o en la imagen para que puedes leerlo y ver el vídeo que lo acompaña.
En mi opinión hay hábitos y situaciones que nos crean una mayor dificultad a la hora de controlar ese impulso irrefrenable por comer. Te comparto algunas de ellas:
TRABAJAR EN CASA y/o delante de un ordenador, crea víctimas fáciles del asalto a la nevera o a ese mueble de cosas ricas que todas tenemos en casa.
COMER FUERA DE CASA por tu trabajo o por tus quehaceres diarios, también facilita la posibilidad de sucumbir a las tentaciones que nos presentan las pastelerías, restaurantes o lugares para picotear.
DIETAS RESTRICTIVAS, en los último tiempos se le puesto a la comida un inmenso corsé de acero. Nos dicen: “esto es malo, lo otro también, come esto otro, este horario es mejor, come cinco veces, come solo una…bla bla bla”
Cuando separamos la comida del placer, vamos mal. Si tu forma de comer es demasiado restrictiva, deja de ser creativa y divertida, se convierte en rutinaria y aburrida, y termina siendo difícil sostener en el tiempo. Cuando nos olvidamos del disfrute y el placer, nos creamos una mala relación con la comida y puede resultar más perjudicial que beneficioso.
Hace años, leí una frase que me impactó, decía así:
“No engorda lo que te comes, sino el pensamiento con el que te lo comes”
EL ABURRIMIENTO es otro de los grandes enemigos de una buena alimentación. Cuando estamos en casa aburridas u ociosas, el hambre asalta y somos capaces de comer cualquier cosa sin darnos ni cuenta.
LA ANSIEDAD Y PREOCUPACIÓN suelen también ser factores que alteran nuestra relación con la comida. Hay personas a las que estas situaciones les quita el hambre, y otras, a las que les crea una sensación de insatisfacción en la que por más que comen, no se sienten saciadas.
DEPRESION. Cuando pasamos por un momento duro en la vida y/o nuestra autoestima está está atravesando una época de bajón, tendemos a saciar este hambre emocional con alimentos. Es una manera de encontrar placer en un momento de la vida en el que nos sentimos un poco “vacías”. ¿Sientes que tu autoestima está fuerte o pasas por un mal momento?
Estos son algunos ejemplos de vivencias que nos ocurren a todos en algún momento de la vida, ¿te has sentido identificada/o con alguna de ellas?
La buena noticia es que hay soluciones para ello y ahora mismo voy a darte algunas buenas ideas:
CHOCOLATE NEGRO
Un must have en mi cocina es el chocolate negro.
Eso sí, del 70% para arriba, así evitas la tentación de comerte media tableta. Con un par de onzas estarás satisfecha.
El cacao, contiene magnesio, hierro, fósforo y antioxidantes… es magnifico para la anemia y la piel.
¡¡Un aliado de primera!!
ENDULZA CREATIVAMENTE
La canela, el azúcar de abedul o una stevia de calidad… son algunas buenas opciones para saciar nuestras ganas de dulce.
Las frutas secas como las pasas, orejones, arándanos, piña o cualquier otra fruta deshidratada, también son mejores opciones que los dulces procesados.
No te prives de comer cosas dulces, también son necesarias en la bioquímica corporal, únicamente, opta por opciones más saludables y con menos índice glucémico.
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¡OJO! A LOS REFRESCOS
Los refrescos están llenos de azúcar y no de la buena precisamente. Cada vez que te empotras una lata o brick de estos refrescos, están ingiriendo una cantidad ingente de azucares.
Está sobradamente demostrado que el azúcar crea adicción.
Te dejo el link de un post donde te explican sobradamente todos los detalles de este tema Antonio Ortiz y Julio Alonso, fundadores de Directo al Paladar una web que sin duda, te recomiendo.
SUPER FRUTOS SECOS
Los frutos secos contribuyen a reducir el colesterol, son antioxidantes y ayudan a evitar el estreñimiento.
Son grandes aliados contra las enfermedades cardiovasculares, especialmente las nueces por su alto contenido en Omega 3.
Tienen un gran poder saciante debido a su alto porcentaje de grasas saludables.
Conforman una excelente combinación con las frutas secas y un rico yogurt natural. ¡No lo endulces! las frutas secas ya le dan su dulzor natural. ¿Qué tal si añades un poco de canela en polvo o stevia?… mmm….¡delicioso!
Si prefieres un yogurt que no sea animal, tienes buenas opciones de yogures hechos a base de frutos secos, coco, soja, etc…
La marca Abbot Kinney´s te ofrece excelente y deliciosas alternativas..
MUÉVETE
La actividad física es fundamental. No es necesario machacarse en el gimnasio dos horas diarias, esto puede llegar a ser contraproducente.
Manténte activa al menos 30 minutos diarios, si puedes mejor al aire libre. Combina ejercicio aeróbico con ejercicio de fuerza, tus hormonas te lo agradecerán.
Cuando haces ejercicio y sientes que te estás cuidando, las tentaciones de la comida basura, desaparecen.
Y por último decirte, que NUNCA olvides que comer es un placer de la vida. Cada vez que comas, muestra gratitud al alimento y a tu cuerpo, haz que su relación mejore cada día.
Date placeres de vez en cuando. No es bueno renunciar continuamente a las cosas que te gustan, con moderación y auto amor, podemos disfrutar de todo.
Y tú, ¿qué recomendaciones que te funcionan puedes compartir? deja tus comentarios, me hace mucha ilusión conocerte mejor.
Con amor, Gema Margó
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2 comentarios en «¿Cómo evitar asaltar la nevera?»
Muy buenas recomendaciones. Tener una relación saludable con la comida a veces es complicado. Nos atiborramos de cosas ricas y luego nos sentimos culpables. Hay que pararse a pensar un poco en qué hay detrás de ese asalto (pésimo, si se repite a diario o muy a menudo). Estoy de acuerdo en que nuestra relación con la comida oculta emociones muy profundas. Así que, siguiendo tus consejos, la próxima vez que tenga tentaciones de asaltar la nevera, respiraré hondo y me detendré a pensar unos segundos en qué estoy sintiendo realmente. Como siempre, Gema, muchas gracias.
Querida Rosa, muchas gracias por tus reflexiones.
Nuestra forma de comer tiene que ver mucho con las costumbres y alimentos que consumimos, con el momento emocional que estemos viviendo, con la autoestima, con la relación con nuestra madre… hay muchos factores que influyen y mucho que profundizar. En este post, no quería meterme tan de lleno en esos temas, pero sí, dar una pincelada de cómo desde gestos sencillos podemos ayudarnos.
Un abrazo gigante!